Conéctese con nosotros para recibir información sobre ejemplares para mascoterapia.
Click y llame ahora ☎ +54 11 3732 9172
 
Perros Pequeños para Mascoterapia. Entregamos su ejemplar en todo el país y el mundo.

Atención especial a Profesionales de la Salud.

Perros Miedosos

El miedo es un mecanismo de defensa que permite subsistir a los seres vivos. Vemos muchos Perros Miedosos. Pese a lo desagradable que resulta sentirlo, provoca ciertas actitudes y conductas que posibilitan un enfrentamiento eficaz ante una amenaza o un peligro.

Los perros no son la excepción: sentir miedo y reaccionar en consecuencia forma parte de su biología. Sin embargo, cuando el animal muestra tener miedo de manera constante o ante cualquier circunstancia, es necesario brindarle asistencia ya que puede padecer de estrés o de una fobia. Un perro miedoso no sólo sufrirá, sino que también puede convertirse en una mascota agresiva y peligrosa.

Señales de un perro miedoso

Es posible advertir que el can tiene miedo a través de distintas señales: al estar asustado, el perro esconderá su cola entre las patas, desplazará sus orejas hacia atrás y mantendrá el cuerpo tenso. También es posible que tiemble, jadee y salive en exceso. La respuesta ante el miedo puede consistir en tratar de escapar de aquello que lo atemoriza, aunque el perro también puede decidirse a atacar.

Tenemos que aprender, por lo tanto, a responder ante estos signos que refleja el perro para ayudarlo a superar el temor y para evitar su agresión. Aunque nos resulte extraño, es importante no intentar calmar al animal con palabras o caricias, ya que así sólo le demostraremos que está pasando algo fuera de lo común y que premiamos su accionar, lo que justificaría su conducta. Otro detalle relevante es no mirarlo directamente a los ojos: eso puede percibirlo como una amenaza.

Perro sin miedo
Perro sin miedo

Socializar a un perro miedoso

La clave para asistir a los perros miedosos es su socialización. Como amos, tenemos que acompañar a nuestra mascota y demostrarle que no debe temer a las personas o a situaciones que son inofensivas. Los paseos cotidianos son una buena herramienta. En caso que alguien desee acariciarlo, hay que pedirle que lo haga en el pecho o el cuello del animal, que son zonas que no le resultarán amenazantes. Es preferible, de todas formas, impedir que el perro se sienta abrumado o nervioso ante la gente.

También debemos generar distracciones (a través de un juego, por ejemplo) cuando el perro comienza a evidenciar su miedo. De esta manera, es probable que cambie de actitud y asuma un estado más relajado.